El saber filosófico.
Consiste en la reflexión acerca del mundo, de
la vida, del hombre y del saber mismo. Es especulativo, y si bien es racional,
no siempre es totalmente riguroso. Plantea preguntas y aventura respuestas que
nunca son definitivas. Es el cuestionarse acerca de todo.
El
conocimiento científico se basa en la verificación experimental y empírica de
hipótesis y teorías, y sigue un método definido y riguroso, común a todas las
ciencias.
La principal
diferencia es que el saber filosófico es mas abierto a la especulación y no sigue
un método preciso. El conocimiento científico se basa en el desarrollo de un
método riguroso de comprobación para resolver problemas muy concretos.
El
conocimiento como proceso dialéctico: su evolución y verdad científica.
La formulación de teorías aparece actualmente como la forma
natural del conocimiento científico. Pero la propia teoría científica ha
llegado ya a la conclusión lógicamente inescapable de que es imposible poner en
evidencia la verdad o falsedad de las teorías previamente a la acción. Por lo
tanto, las teorías científicas sólo son formas de interpretar al mundo y, como
tales, la negación misma de la acción consiente, de la acción que conoce su
propia necesidad. El socialismo es el proceso humano de metabolismo social
conscientemente, luego científicamente, regulado. Tanto como el conocimiento
científico esté condenado a la interpretación, el socialismo está condenado a
la imposibilidad.
La cuestión del desarrollo del conocimiento científico es
verdaderamente, hoy día, la cuestión del desarrollo de la necesidad del
capitalismo de aniquilarse a sí mismo en una forma social superior. Se trata
así, específicamente, del desarrollo del capital en acción revolucionaria
consiente. Y, por lo tanto, del desarrollo de la organicidad misma de esta acción,
del desarrollo del conocimiento científico como forma concreta necesaria de la
acción política radical.
No es el conocimiento científico quien se encuentra ante el
fin de su historia. Quien lo está, es la teoría científica; forma
históricamente específica de ese conocimiento cuando éste es potencia enajenada
en el proceso humano de metabolismo social autónomamente regulado mediante la
valorización del valor, esto es, en el capitalismo. La crítica de la ciencia
hoy, universalmente dominante no toma cuerpo en la construcción de una nueva
teoría científica, sino en la superación de la teoría científica misma. No se
trata de concebir una nueva representación de la realidad, condenada por su
sola condición de tal representación a responder a una necesidad constructiva
ajena a la necesidad real, a una lógica. Se trata de apropiar virtualmente a la
realidad reproduciendo su necesidad mediante el pensamiento, de la reproducción
ideal de la realidad. El desarrollo del conocimiento científico como regulación
de la transformación de la sociedad actual en la de los individuos libremente
asociados es, pues, la crítica de la teoría científica.
En la misma forma de su método, esto es, como conocimiento
dialéctico, la reproducción de la propia necesidad real mediante el pensamiento
se muestra inmediatamente excluyendo toda apariencia de exterioridad respecto
de la acción que sostiene. Se muestra, por lo tanto, como lo que es: la
regulación de tal acción; es decir, porción específica de esta acción y, en
consecuencia, esta acción misma. La investigación científica supera así toda
apariencia de ser el abstracto opuesto de la práctica, para afirmarse como
crítica práctica. El despliegue de las formas del conocimiento dialéctico en
tanto específica mente tal, sirve ya como punta de lanza para el trabajo
necesariamente colectivo en que toma cuerpo la reproducción ideal de nuestra
necesidad real; hoy por hoy, la regulación con conocimiento de causa de la
transformación radical de la sociedad.
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